Es evidente que la pasta por sí sola es un alimento que no tiene gracia ninguna. Lo que realmente importante de este plato italiano es con que se combina. Las salsas italianas que sirven de acompañante a la pasta hacen que un plato cambié radicalmente en color, gusto y textura respecto a otro. Por ello, hay muchos expertos que defienden que es posible comer todos los días pasta y tener una dieta perfectamente equilibrada. Además, es un alimento que gusta a todos (aunque en ocasiones se ha intentado demonizar), económico, nutritivo y popular en todo el mundo.
Los cuatro grandes bloques de tipos de salsas italianas
Las salsas italianas se pueden clasificar por distintos factores. No hay ninguna clasificación que las divide por aspectos comunes o diferentes, sino por su textura, color o condimentos. De esta manera, se diferencian salsas:
- Ligeras
- Espesas
- Verdes o blancas
- Con bacon, jamón o salchichas
Los tipos de salsas italianas para cada tipo de pasta
La mayoría de las salsas italianas es que llevan ingredientes muy básicos y se pueden hacer en casa. La más popular es la típica salsa de tomate de toda la vida o napolitana, pero hay muchas más. Te presentamos una lista con 10. Todas tienen un excelente sabor. Y si las combinas con la pasta adecuada se convertirá en un matrimonio que llevará tus platos a otro nivel.
Amatriciana
Es una receta original del pueblo de montaña de Amatrice, situado en la región del Lacio. Según los expertos, se debe hacer solamente para salsear espaguetis y nunca para otras variedades de pasta larga, ni corta, aunque es frecuente ver esta receta preparada con bucatini y en Roma también se usa para salsear los ñoquis.
En su origen era una salsa blanca, es decir, elaborada sin tomate. Pero, desde la llegada de esta hortaliza al continente europeo, se incorporó a la receta. Actualmente, la receta se elabora con los siguientes ingredientes: Tomates maduros o en conserva, guanciale, una cucharada de AOVE, un chorrito de vino blanco, un trozo de guindilla (al gusto) y queso pecorino rallado.
Arrabiata
Esta salsa cuyo nombre viene del italiano arrabbiato, hace referencia al sabor fuerte que la caracteriza. Al igual que la anterior, es una de las salsas italianas de la región de Lacio. Más concretamente de la capital, de la ciudad de Roma. Y aunque se elabora para muchos platos de pasta, la receta original se combina con las penne o pasta corta, lo que en España conocemos como macarrones. Esta receta lleva los siguientes ingredientes: tomates, una cucharada de AOVE, un ajo, un trozo de guindilla (al gusto) y, a veces, perejil finamente picado.

Boloñesa
Es de las más tradicionales y clásicas de la gastronomía italiana. Como su propio nombre indica, tiene su origen en la ciudad de Bolonia. Y desde allí se ha extendido al mundo entero. Existen tantas versiones como cocineros, aunque de forma general se puede decir que para su elaboración se rehoga un mirepoix de zanahoria, cebolla y apio y luego se añade la carne picada y la pulpa de tomate.
Entre sus múltiples secretos, la calidad de la carne y un punto de mantequilla, sal y pimienta justo antes de retirarla del fuego son claves. Esta salsa es recomendable combinarla con pastas gruesas que pueden absorber la salsa sin ponerse blandas; algunas de este tipo son los tagliatelle, ziti, fusilli o lasaña.
Carbonara
Esta salsa también es muy popular en España, sobre todo, por ese debate de si se le debe añadir nata líquida, leche evaporada, o cosas por el estilo. La receta original no lleva. Los ingredientes tradicionales son: Huevo, queso parmesano y pecorino, guanciale, mantequilla, sal y pimienta negra (al gusto). Además, se le puede echar agua de cocción a la mezcla para darle cremosidad. Esta salsa tiene su origen en la mismísima Roma, y se denomina de esta manera por el color “carbón” que le aporta la pimienta negra. Suele combinarse con espaguetis.
Funghi
Esta salsa es conocida también como salsa de setas o de champiñones. Es una de las salsas italianas más versátiles. Se puede combinar con prácticamente cualquier tipo de pasta. Desde unos fettuccini o espaguetis hasta unos penne o fusilli, pasando por unos ravioli. Además es muy sencilla de preparar. Solo se necesita un medio graso, normalmente mantequilla, crema de leche, ajo, queso parmesano rallado, un chorrito de vino blanco y, por supuesto, las setas o champiñones.

Gorgonzola
Esta salsa, como su propio nombre indica, es una salsa hecha a base de crema de leche y queso gorgonzola. Este es un queso azul cremoso procedente de la ciudad que tiene su mismo nombre (cerca de Milán). Combina bien con cualquier tipo de salsa corta, sobre todo con los rigatoni y los ñoquis. Como advertencia, al ser una salsa con un queso fuerte hay que tener cuidado a la hora de hacerla. Si nos excedemos puede que se lleve todo el protagonismo del plato.
Marinera
Esta salsa italiana, no confundir con la marinara, se elabora a base de almejas y mejillones al vapor, en la que se aprovecha el fumet y se suele mezclar con cebolla y ajo picados y un poco de azafrán. Es la típica que llevan los famosos platos frutti di mare que nos solemos encontrar en los restaurantes italianos. Se suele combinar con pastas finas y largas como espaguetis, cabello de ángel, capellini y spaghettini.
Pesto
El pesto, también conocido como pesto genovés porque tiene su origen en esta localidad del norte de Italia, es una de las salsas italianas con más personalidad y más potentes. Hay quienes la odian y a quienes les encanta. Lo que es cierto objetivamente hablando es que es muy versátil, sencilla y rápida de preparar. Su receta consta de los siguientes ingredientes: albahaca fresca, queso parmesano o mezcla de parmesano y pecorino, piñones, ajo, AOVE y sal. Como hemos dicho, es muy versátil por lo que se puede combinar con muchos tipos de pasta, pero los fusilli o los pappardelle suelen ser las elecciones más comunes.

Putanesca
Es una salsa típica del centro de Italia. Sus ingredientes tradicionales son aceite de oliva (preferentemente virgen extra), guindilla o, si no hay, pimiento rojo, filetes de anchoa, perejil fresco, orégano fresco, nuez moscada, aceitunas negras, puré de tomate, ajo (al gusto); se puede agregar cebolla, crema y zanahoria rallada e incluso unas gotas de vino (preferentemente tinto), todos estos ingredientes en proporciones adecuadas. Lo normal es echarla a unos espaguetis o tallarines, pero también hay veces que se combinan con macarrones.
Sorrentina
El nombre de esta salsa nos puede dar pistas. Es una salsa de la zona de Sorrento, ubicada en el sur de Italia, muy cerca de Nápoles. Quizás por esto último es muy parecida a la salsa napolitana: pulpa de tomate y tomate concentrado, ajo, cebolla, pimienta y albahaca; solo que se le añade un toque de mozzarella, que aporta cremosidad y aclara la salsa pasando de un rojo intenso a un color anaranjado. Se suele emplear con pastas cortas, las dos más populares son los schiaffoni y los ñoquis.
Como has visto, las salsas italianas, al igual que las buenas tradiciones, son respetadas por todo el país; pero su popularidad y expansión internacional ha hecho que muchas veces se modifiquen al paladar de cada comensal. En realidad, este mundo es tan amplio como la imaginación de cada uno, las posibilidades son infinitas. Por ello, te invitamos a que prepares tus platos con esta receta de pasta fresca casera y la combines con el condimento que más te guste.